Se trata de una gran habitación Circular con una cúpula translúcida. Contra uno de los lados, la zona donde los recién llegados pueden dejar su equipaje. Contra el lado opuesto, el Gran Cristal, una herramienta que puede transportar a los guerreros hacia cristales menores distribuidos por todo el continente.
KENSHI -Estaria llegando ala fortaleza despues de unos dias viajando llegaria bajandose de su lobo agarrando sus cosas entraria con mi lobo tendria mi bolsa con mis cosas y mi espada en la mano ayudandome a guiarme por el lugar- Hola ahi alguien en este lugar -me prepararia para cualquier ataque que podria suceder y mi lobo estaba alerta para protegerme-
Pero que cosas estaban pasando el día de hoy por todas partes estaba algo apresurada, debía de buscar su arco y flechas, en eso se topó con un hombre, parecía estar llegando, es que tambien le ve vendado de sus ojos, nota esa inmensa loba, te recuerda a tu amiga Kalyt, bueno, hay que darle la bienvenida, aunque... no hay mucho tiempo.
– Es un gusto, Soy Soubi y... bueno, justo has llegado al castillo cuando han aparecido ciertas criaturas... pues... acompañame asi conoces el castillo.... vayamos a las habitaciones!... –
Como era posible esto, le miro con ojos atentas si le hacía falta algo o como llevarlo, miró al lobo...
– Lobo... ¿Cómo se llama? ¿Puedes hacer que me siga? Por favor, síganme –
Dice esperando algun ademan o sintoma que le siguieran, bueno, esperaría un momento le alcanzaran parandose antes de llegar a la escalera. O si necesitaban alguna pregunta....
-este al sentir ala chica cerca de el no siente maldad en ella asi que solo se limito a hablarle ya que tambien escuchaba la chica muy agitada y nerviosa-
hola soubi mi nombre es Kenshi , parece que e llegado en un mal momento para el castillo ,a y si te preguntas porque tengo una venda en los ojos es porque soy ciego
_volteo para donde estaba mi lobo- se llama misha , ellla me seguira ami vamos te seguiremos
-kenshi y misha seguian a soubi mientras este pensaba que otras personas estaban en este lugar-
Sonríe agradeciendo que va a seguirle por medio de la loba, no queria tener que tomarle la mano para llevarle, por mientras le daría una explicación leve de lo necesario para estar aqui.
– Me parece que Misha es tus ojos, un lobo entrenado para guiar, bien, has sido llamado a Askal así que debes tener un buen potencial, no eres cualquier ciego verdad? Ten cuidado, comenzaremos a subir la escalera, permiso, dirigiré tu mano a la baranda... ahi está –
Le dice tomando su mano y llevandola a la baranda, para luego subir un tanto más lento así ver que la loba guiaba bien a Kenshi, le parecía tan guay el labor de la loba, era la mejor para dirigir a Kenshi, así que se sintió confiada en que la loba no permitiría pisara ningun peldaño mal, tal parece que incluso tendrá que tener su camita en la habitación...
Fort Askal... el monje respiró el fresco aire primaveral que corría a través de las grandes puertas abiertas de aquel castillo, había tardado un tiempo en llegar porque prefirió hacer el camino a pie y disfrutar del cambio del paisaje y la gente dispuesta a compartir el pan o un momento en compañía.
Tomó asiento en el último escalón, piernas cruzadas y espalda recta, ojos en la distancia. El valle de aquel lugar ya mostraba el radiante verde de la hoja tierna y los cielos parecían lavados luego de aquel frío invierno. Tal vez haya un jardín donde poder hacerse un rinconcito para plantar flores del sur.
Inspiró lento antes de cerrar los ojos y prestar atención a los nuevos sonidos que ofrecía Askal.
El brillo del cristal anunció la llegada del conejo de regreso al castillo. La primavera había comenzado y definitivamente se notaba en las ciudades, pero era especialmente gratificante en los pequeños pueblos donde un guerrero exótico no es algo que se presentara todos los días.
De regreso a casa podía bajar los brazos con confianza, a menos que estén en medio de una invasión podía tomarse el día libre. Usó la armadura que daba al pasillo para verse a si mismo, descubrió un poco el cuello y calculó que para mañana no se notaría. No era tan complicado seguir una simple petición de no dejar marcas, la verdad... Pero no podía culparles, era guapo.
Se guiñó el ojo con un chasquido de lengua y liberó la visión colectiva antes de internarse por los pasillos.
El enorme y glorioso cristal... Cuantisimos kilómetros se habría ahorrado si Askal hubiera sido su primer destino y no el último, pero las prisas nunca fueron algo que le definirse, y había realizado cada una de las tareas pertinentes hasta llegar allí. Todas con éxito, todas a tiempo para la que comenzaba ahora... La más importante. Un trabajo digno para alguien como él, alguien... -Más apropiado- rugió por lo bajo. Se había acabado el momento de la sutil y amarga diplomacia. Una guerra se ganaba con sangre y hierro.
De un tirón estudiado se sacó la capa que cubría sus hombros y dejó al descubierto su rostro por primera vez en días. Alargó un brazo y con un chasquido de dedos enguantados una ayudante que cargaba con una cesta se paró en el sitio. Le hizo un gesto con la mano para que se acercase mientras seguía examinando aquel enorme cristal tan importante para ciertos puntos futuros.
-¿E... E... En qué puedo ayudarle?- balbuceó la muchachita. Richter bajó la mirada a su modesta altura en un rápido reconocimiento de ojos severos. Dejó pasar unos segundos en los que valoró la de cosas que debían cambiar con aquel servicio cuando la realización llegó a los ojos de la muchacha, y el titubeo inicial se tornó en una palidez lívida. -No le esperábamos aún mi señor. D-déjeme ayudarle- murmuró extendiendo sus manitas.
El hombre respiró hondo con cierta hosquedad dejó el fardo y la capa en las manos de la muchacha. - Confío en que Madeleine ha preparado una estancia digna. Llevalo ahí.- su voz autoritaria retumbó profunda con el leve eco de la estancia. La muchacha asintió sin alzar la mirada y Ezra tomó su carita en una mano enguantada. Era joven y sana y olía bien... Olía justo como le gustaba. -Dile a esa mujer que me reuniré con ella en un rato. Y tú... Vuelve esta tarde a donde dejes mis cosas- ordenó inspirando tranquilamente aquel aroma. Se moría de hambre, pero no aún. Tenía cosas que hacer primero.
La chica asintió y se marchó corriendo y él se quedó allí, caminando tranquilamente alrededor del cristal haciendo tranquilos cálculos mientras se quitaba los guantes.
Como bien se dice: Armadura anuncia. Evitó comunicarse a través de una porque prefería un poco de tradición en sus acciones. Recorrió el pasillo tranquilo, como parte de la familia regente en sus tierras, las figuras de autoridad no era algo que le movieran el piso, no a este conejo entre todos.
Cruzó el camino de la ayudante cargando pertenencias claramente ajenas y se frotó el mentón interesado mientras seguía a destino, hacía rato que no veía una expresión como esa. Cruzó el arco que separaba pasillo de hall y no tardó en divisar al recién llegado, y como no!
Esbozó una sonrisa antes de componerse y fijar una distancia más cómoda. -Bienvenido, Ezra Von Richter- apoyó una mano en su pecho y se inclinó respetuosamente, siempre con aquel buen humor por delante. -Espero que no haya encontrado demasiados obstáculos en su viaje. Mi nombre es Tadashi Matsudaira, el actual Warden de Askal, para servirle- se irguió y lo miró a los ojos, vaya sensación daba... No sabía de él más que el nombre que recibieron en el informe, pero estaba claro que las bromas para alivianar ambientes no le iban, lo que no sería un problema, desde ya Madeline no las entiende y el conejo no perdía el tiempo en hacer alguna y luego tener que explicarla.
La ventaja de unos se entidos afilados era que podía saber cuándo se acababa la soledad... Pero en otras ocasiones los invasores de aquella paz se anunciaban por sí mismos. Ezra desvió la mirada al muchacho que se acercaba. Diferente a la gente común que había presenciado en aquel agotador viaje a lo largo y ancho del continente. No necesariamente mejor por ello. Sus facciones y ropas le valieron un exhaustivo escrutinio que no se molestó en disimular en lo que le encaraba. Asintió tranquilo y serio ante la mención de su propio nombre. Si sabía quién era con esa seguridad debía de tratarse del Warden.
Abrió la boca para hablar pero la energía del muchacho le ahorró la molestia.- Lo sé- anunció con la misma calma gélida. Él también había leído los informes. Madeleine era terriblemente aburrida pero resultaba muy concienzuda con el papeleo. -Ninguno insalvable- comentó avanzando un par de pasos llenos de seguridad y aplomo en lo que cruzaba las manos tras la espalda. Los obstáculos solían acabar rápido. - Confío en que haremos un buen trabajo juntos. Si has sido escogido como Warden debes de haberle valido la confianza a alguien...- lo dijo de una forma que no dejaba claro si era cumplido o amenaza. - Ahora tienes que convencerme a mí- el carácter afable del crío no era del todo de su agrado, pero por otro lado... Podía ser útil. Una cara amable ahorraba muchos problemas y mantener un eslabón que todos conocían y respetaban también podía resultar una pieza valiosa. -Me pondrás al día- no era una petición, claramente.- Algunas... Muchas cosas van a cambiar aquí. Leí a cerca de ciertos... Individuos problemáticos. Quiero sus expedientes y una evaluación personal- no podían permitirse mentes caóticas y anárquicas, solo funcionaria si todos encajaban en el plan.
Ah! no había estado en las islas, tal vez? si hubiera sido una chica bonita habría sacado un poco más de jugo a su apariencia, siempre casto, porr supuesto. Pero como no era la situación, se mantuvo honorable.
Lo sabía entonces, le causaba curiosidad cuanto había de él en ese conocimiento referente al castillo, mantuvo el rostro aflable, como si no se hubiera enterado de nada, Von Richter parecía un hombre difícil de complacer, pero al menos podía ponerle rasgos humanos a su tono de voz, un gran avance al tercer piso.
Y aunque si era un muchacho desenfadado con la vida, aquello era una pequeña alarma en el fondo de su cabeza -wakatta- se inclinó levemente aceptando la tarea con presteza, individuos problemáticos..? dos personas vinieron a su mente, seguidas por otra buena cantidad. Había registros de todos en el tercer piso, pero él pedía una evaluación personal...
Mentir no era una opción a excepción de un caso, en el que solo sería mentira si quedara algún registro de ello. -¿Desea un tour por el lugar mientras lo pongo al tanto de la situación?- de seguro había sido un viaje largo, de todas maneras si optaba por un descanso, la habitación de Lord Don Grisovich estaba vacía y cerrada desde su partida hace algunos años. También era posible que deseara quedarse aquí mismo, la gente del continente tenía sus cosas raras a veces.
-También debo ponerlo al tanto del sistema de defensa del lugar, ya que al llegar a su destino en el último piso, pasará a ser el titular- y eso... podía ser algo agotador al comienzo. -Trescientas armaduras pesadas; cien espadas, cien lanzas y cien hachas. Ciento cincuenta armaduras arqueros con arcos de largo alcance.- levantó un dedo a la vez acompañando sus palabras. -Comparten una memoria colectiva a la que puede acceder por completo y controlar tanto voz, ubicación y acción de todas estas, hay una armadura ayudante en la administración que sirve de soporte para ampliar el control a todas a la vez, pero Madeline-sama nunca la ha usado y desconozco otras funciones.- además de ser un excelente recolector de polvo. -En un segundo grado las maneja el warden, limitado en la visión a una a la vez, y en tercer grado figuran dos guerreras antiguas que solo pueden ordenarles de manera externa, hasta el momento han prescindido de ese beneficio- apretó los labios, ninguna de las dos arameddinas tenía problemas en cambiar una hermosa figura por un par de horribles...
