Se trata de una gran habitación Circular con una cúpula translúcida. Contra uno de los lados, la zona donde los recién llegados pueden dejar su equipaje. Contra el lado opuesto, el Gran Cristal, una herramienta que puede transportar a los guerreros hacia cristales menores distribuidos por todo el continente.
La gente pasaba sin saludar, como si hubieran pasado la noche juntos.
-Ooora? - se frota la nariz alegremente curioso, que no había educación en los darglance, no le sorprende. Pero por otro lado podía tomarlos de ejemplo y meterse por ahí a buscar a su superior.
Al llegar a la entrada se quito el abrigo y miro alrededor, buscando alguna cara amiga o conocida. No había ninguna, por un lado le alivio un poco y por otro la puso nerviosa. Habían pasado algunos meses desde que decidió irse en un viaje para probar que ella no estaba equivocada pero lo que comenzó como algo bastante zonzo se convirtió en un viaje enriquecedor.
Había aprendido mucho, había conocido mucha gente y también se había metido en problemas ¿porque cuando no Misha tratando de balancear la suerte de otros por encima de la suya? Lo cierto es que este viaje le había permitido crecer y agradecía profundamente a su pareja que éste hubiera compartido su deseo.
Pero aquí era donde entraban ahora las dudas, estaba de regreso y temía que en su ausencia los sentimientos de Laphane por ella hubieran menguado y que su retorno mas que una alegría fuera un incordio. Jugueteo con sus dedos nerviosa y bajo la vista. Se volvió sobre sus pasos para buscar dos morrales grandes y una bolsa de viaje y entro en el fuerte.
El corazón le latía tan fuerte que sentía los latidos en sus oídos. Era ridículo lo nerviosa que estaba. Ridículo.
El cristal del castillo destelló, trayendo otra invitada a la gran fortaleza. Esta era pequeña, vestida de gris y verde, con piel oscura y ondulado cabello negro.
Ni bien el mundo en torno a ella se le reveló, una sonrisa burlona apareció en sus labios.
- Entonces no era broma... Ni siquiera hay guardias esperándome de este lado.
- Let's get down to businness... to defeat the ghouls...- cantaba Dalay mientras trabajaba.
Había tomado prestada una gran pala y hacía una hora que estaba limpiando el camino que llevaba hasta el Hall. Casi todos los nuevos llegaban por el cristal, pero eso no significaba que pudieran dar mala apariencia. Además era un buen ejercicio para suplementar su rutina generalmente intensa. ¡Tomarse las cosas con calma también es saludable!
Llevaba más de dos meses en prisión, dos semanas andando escoltada por dos brutos que la trataban peor que a un perro y estaba convencida de que aun así no había pasado la peor parte. Ahora comenzaba su nueva vida, una vida dedicada al cuidado de los demás, a ser honesto honrado, honorable y justo. Ahora empezaba su INFIERNO PERSONAL. Bree no podía. Simplemente no podía preocuparse por otro, ¿Qué más le daba a ella, para que iba a pelear las batallas de otros sin sacarle un beneficio? Aún con todo, eso era mejor que la muerte... O eso esperaba.
Cuando llegaron a la puerta había un hombre ENORME limpiando mientras canturreaba. Bree pensó que podría matarla con un pulgar. Uno de los guardias tiró de sus grilletes y se acercó al gigante.
- Buenas tardes señor, ¿Le importaría echarle un ojo?- Preguntó amablemente mientras la acercaba hundiéndole los dedos en el hombro a la muchacha.- Tenemos que solucionar unos asuntos primero con admisiones y no queremos que arme revuelo.
Bree se revolvió un poco, sintiendo como se le resentía la zona. No estaba en su mejor momento, sucia, maloliente y en los huesos.
- Si intenta algo, retenla.- Le pidió antes adentrarse con su compañero en el castillo.
Si podía describir lo que iba del día era extenuante, para aligerar un poco la carga del papeleo le dio unos cuantos encargos a Tadashi, pero parecían llegar más y más.
"Ahora comprendo el desgaste de Madeline, tanto papel puede ser abrumador...
No le agradaba en absoluto esa parte del trabajo, pero era absolutamente necesaria. Había estado un buen tiempo revisando que todo estuviera en orden y de momento parecía que no vería papeleo en las próximas horas, entonces salió a dar una vuelta por el castillo para darse un respiro. Quizás incluso tendría la oportunidad de entrenar un poco...
Por el camino se topó con Jack, le saludó a lo mucho desde lejos con la mano, se sentía demasiado estresado para hablar, tenía ganas de ver algo más que documentos.
-Oh! Buenos días Dalay, espero que el día te trate bien.
Saludó al grandote mientras ambos bajaban las escaleras y no pisó el suelo para no dificultarle la limpieza, en ese entonces entraron dos tipos con una chica que llevaba unos grilletes. La mirada del lobo se volvió seria, tratar así a una persona es algo de lo más bajo.
Inaceptable...
-Disculpe usted, ¿Porqué la señorita se encuentra en ese estado?
El estrés había desaparecido, incluso se podía ver una vena marcarse en su cuello. Se atrevían a tener una persona en malas condiciones de higiene y alimentación!
MALAS CONDICIONES DE ALIMENTACIÓN!!
"Debería decapitarte donde estás, pero eso sería mas trabajo para Dalay. Sin mencionar el papeleo..."
Cuando le dijo a Dalay de retenerla en caso de que intentara algo, su lado agrsivo habló por él.
-Si alguien merece ser detenido, es la escoria como tú.
Seguro el tipo estaría mintiendo, pero si decía la verdad entonces los problemas llegarían y el papeleo también, era momento de pedir ayuda como Warden del fuerte a Jack y a Dalay
-¿Ustedes que piensan? ¿Acaso creen que podría armar revuelo o son solo patrañas?
Mas o menos sabía que respondería Dalay, Jack y su olfato confirmarían sus dudas sobre la chica.
Dalay detuvo su cancioncilla cuando un recién llegado le habló. Parecía venir por asuntos oficiales y le habían encargado al monje cuidar de una muchacha delgada y harapienta.
- ¡Será un placer! Mamá Dalay dice que mis ojos son los más bonitos. ¡Con gusto le echaré uno!
Los guardias siguieron camino y el monje les saludó alegremente con la mano, pero la llegada de Kiba cambió los ánimos rápidamente. Para ser quien mantiene el orden en el Castillo, realmente había tomado una postura ofensiva.
- Hay prisioneros aquí y en todo el mundo. No creo tengas razones para suponer qué ha sido necesario o innecesario en este proceso. En lugar de enfadarnos, deberíamos conocernos y tratar de entender la situación primero- dijo el monje con paciencia.
Volvió su atención a la muchacha y la examinó un momento. Necesitaba un baño, ropas y comida, todo lo que sería fácil de proveer.
- La verdad desconozco la moda de Absnath, pero adivinaré que las cadenas no son el furor de la temporada, ¿verdad? ¡HOHOHO!- rió sosteniendo su generosa barriga- ¡Mi nombre es Dalay! ¡Es un gusto conocerte, delgada extraña!
El guardia miró de mala gana al muchacho que acababa de aparecer, con la superioridad de quien tiene un cargo alto en una ciudad pequeña y no está acostumbrado a que le levanten la voz.
- La... 'Señorita' como usted la llama ha recibido el trato que los de su clase merecen. Ahora si nos disculpa, tenemos temas de los que ocuparnos.- Le guardia se giró ignorando lo que pudiera decirle, después de agradecer con un gesto de cabeza al grandullón que se ocupara de la prisionera y se marchó con su compañero.
Bree contempló la escena pasando sus ojos claros de un sitio a otro. Estaba tan sucia que destacaba ver algo tan brillante en todo su ser. Se hubiera llevado los dedos al puente de la nariz si los grilletes no pesaran tantísimo, pero estaba tan agotada que le parecía un esfuerzo impensable. El simple hecho de aguantarlo le hacía sentir que se le iban a salir los hombros.
- Prometo que me portaré bien - Suspiró para calmar los ánimos. No esperaba tanto alboroto con su aparición, aunque entendía que en un castillo lleno de ''héroes'' una prisionera no era lo más habitual.
La joven miró al tal Dalay, parecía sinceramente apacible y bueno. A veces esa gente era la que más le costaba gestionar, se salían de su zona de confort, acostumbrada a la baja calaña, pero era agradable para variar. Ladeó la cabeza y sonrió de medio lado.
- Apostaría a que no, si no... esa gente tiene un problema- Bromeó sin demasiada efusividad.- Bria... Bree- Rectificó.- Fornido desconocido.- Amplió levemente su sonrisa y miró a los que quedaban por presentarse, esperando que fueran tan permisivos con eso de tener dentro del castillo a una prisionera.
Jack bajó junto al Warden en silencio, la escena que tenía en frente era una que no se veía muy a menudo... No, en realidad era la primera vez que veía a una persona cumplir una condena cuando la merecía, a diferencia de un par de ladronzuelos que andaban por el castillo, Madeline estaba mejorando la gestión.
La miró desconfiado mientras la rodeaba despacio tomando su aroma, por su estado físico y las cadenas no tenía ninguna chance de armar problemas, miró al warden y negó como toda respuesta.
-Cumpliste condena o vienes a cumplirla?- preguntó quedamente con ese fuerte acento suyo, ignorando su pregunta respecto a su nombre.
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We're a whole new creature from the darkest side
You can't take away the pain we feel
Created as monsters that come to life
Kiba vio la reacción de Jack junto con las palabras de Bree, si no iba a causar problemas entonces no había necesidad de que intentaran retenerla o algo por el estilo.
-Eso me preguntaba, no entiendo porqué alguien traería una prisionera aquí. Supongo que se me notificó y no le di importancia, tendré que ver eso luego...
Bueno, al menos ahora la muchacha solo parecía necesitar 3 cosas: un baño, un cambio de ropas y algo de comer.
Pero primero lo primero, hay que presentarse con los nuevos.
-Kiba Isan, soy el Warden del fuerte. Es un placer, supongo que lo primero será sacarte los grilletes ¿Qué te parece?
Ahora estaba un poco más calmado, pero la idea de que trajeran a una prisionera aquí era algo extraño. ¿Qué crímenes había cometido y con qué razón? ¿Acaso daría demasiados problemas? ¿Cuanto papeleo sería todo esto?
"En fin, ya me ocuparé de eso mas tarde..."
