Playa

[Martha Bach]

"Potencialmente preligrosos". Eso se me clava en el corazón. Me molesta. Pero no me molesta porque sea ofensivo, sino porque es verdad.
—¡Oye! —me molesto cuando la mujer ataca a mi pequeña—. ¿De qué vas? —si tuviese más orgullo y fuerza, me acercaría a ella para darle una torta. Pero me aguanto—. No suelo espiar a gente si no es necesario. Ya tengo la cabeza bastante llena de -cosas-, como para llenármela con vidas ajenas a las mías, tranquila —digo con retintín.

En cuanto al otro...
Sigue sin decirme su nombre.
—Pues no estaría mal —canturreo y me cruzo de brazos al escuchar lo de lista de debilidades—. La próxima vez acuérdate, ¿vale? Mm... —pues le pondré yo el nombre.
"Huele a pólvora. Llámale Polvorón, jejeje"
Roto los ojos.
"No voy a llamarle Polvorón. Se va a creer que me lo quiero comer".
"¿Y no quieres? Es un mozo más apuesto que el tonto de Roger".
"¡Claro que no me lo quiero comer, es un gilipollas!"
"Bueno, pero yo sí... tiene pinta de tener un sabor picante y chiporroteante. Lo noto desde aquí".
"Está bien... yo se lo llamo."
—Mm.... Polvorón —asiento con fuerza y un poco de vergüenza en las mejillas—. Así te llamaré —aclaro.

—Y que sepas que ya he estado vigilando al lider de Askal. Había un tipo que hablaba raro y luego les atacó... no sé. No entendí nada. Pero que quede claro que mis arañitas son unas espías excepcionales. ¡Jum! —estiro el cuello y echo el pecho hacia fuera—. No lo espié a propósito, obviamente. Fue... un daño colateral mientras exploraba Askal desde mi celda —resumo—. Creí que en Askal no había gente "equivocada". Que todos los Askalinos son de fiar —frunzo el ceño—. Yo incluída.

Me dirijo entonces de nuevo a Odette.
—¿Qué hacemos? ¿Esperamos aquí? Quizá deberíamos reunirnos con el resto o podéis confiar en mí, sentaros a tomar el sol y esperar a mi araña —propongo las dos opciones.

[Odette]

Pellizcó discretamente su costado y le regaló una mirada de soslayo con un "que te lo has creído" más que evidente. Tal vez no podía decir lo mismo casi un año atrás pero... Se alegraba de haber caído en ese cuarto... y que él no lo hubiera abandonado.

Odette se sintió un poco culpable cuando el dolor brilló frío e intenso en ella. No tenía ningún interés especial en meter el dedo en sus heridas y por lo general no disfrutaba generando esas reacciones, pero no había faltado a la verdad tampoco. Muy a su pesar... aquellos brillos en su aura le recordaban que Martha no dejaba de ser una muchacha con la boca más grande que su propia valentía, con sus problemas e inseguridades y demasiada bravuconería. De alguna manera le recordaba a sí misma... en una versión más vulgar, con la lengua más suelta y menos educada. -Te tomo la palabra- Cualquier araña que percibiera, aun así... iba a tener un trágico final.

Les escuchó compartir palabras, tensiones y suaves provocaciones hasta que el intercambio extraño entre huésped y parásito se repitió de nuevo. Entre lo que sabía previamente y lo que habían confirmado Fireworks y ella misma en su presentación, supuso que se trataba de algún tipo de comunicación con la criatura que llevaba dentro. No entendía cómo funcionaba o cómo de completa resultaba, pero... "hablaban". Le sorprendió también la hostilidad general entre ambos, aunque había un poco de... ¿Estima por el otro?

Cedió gustosa al brazo que la capturaba y el sabor de sus labios llegó como una sorpresa grata. Fireworks no solía hacer esas cosas en público y ella de normal respetaba esa decisión de mantener las aguas calmadas en presencia de otros, pero los arrebatos espontáneos como aquel resultaban simplemente deliciosos. Respondió gustosa al beso y sonrió.-Porque me gusta cuando tienes ojos solo para mi...- ronroneó sobre su oido antes de dejarle un besito en la mejilla.
-Tal vez menos. Le pierde el genio.- Comentó mientras la muchacha se acercaba de nuevo. Su carácter explosivo parecía un buen gatillante para hacer salir al bicho, y confiaba completamente en las habilidades del arammedan para desquiciarla si se lo proponía. Tal vez sobraba con 5 minutos.

Odette abrió la boca para hablar, pero decidió cortar el comentario punzante que se le vino a los labios. Sonrió con una leve acidez y la dejó terminar. -Comprendo... Espero entonces no formar nunca parte de un daño colateral.- Sonó diplomática sin perder la esencia de una amenaza tranquila. Su ingenuidad le hizo alzar las cejas. Hasta ella misma, que era bastante ingenua a veces, sabía que no existía algo así como un lugar en el que solo habitasen seres de luz y puros de corazón.-A priori estás segura en Askal... pero eso no quiere decir que sus habitantes no puedan resultar peligrosos o retorcidos. Te conviene elegir bien tus juntas y vigilar posibles hostilidades... algunos no lo piensan dos veces antes de atacar.- la previno rebajando un poco aquella frialdad. Con bicho letal o no en su interior... iba a durar dos días si su impertinencia se cruzaba con alguno de los más susceptibles.

Giró la cabeza centrando su atención en el sonido del agua, pensado un poco la propuesta.-No debería tomar el sol.-Desconocía el tono de piel de la muchacha, pero ella tenía blancas hasta las pestañas y aquel ratito al sol ya comenzaba a molestarle en la piel desnuda de los hombros, por mucho protector que llevara.-Prefiero el agua- murmuró distraída chapoteando con un pie.

[Fireworks]

Eso le había ofendido a la novata? tomaría nota.
Un leve pellizco en su costado llamó su atención, no había pasado ni cinco minutos de conocerla que la intensidad de la breve interacción la clavó en su cabeza para nunca dejarla ir. De alguna forma sobrevivió a él. Aún.

Polvo..rón? era porque se veía apetecible o porque parecía echarse muchos polvos? de todas formas a pesar de su ego, ninguna de esas cosas le interesaban viniendo de una persona aleatoria. No, lo que le interesaba era comprobar el dominio que tenía sobre aquello que llevaba consigo. Si resultaba caótica e impredecible no podía permitir que se moviera cerca de Odette. Su Odette.

El pequeño lapsus para ellos le bastó para degustar aquella posesividad reflejada, los tenía, más allá de la fina capa de lo admisible.
Les dejó conversar a sus anchas, aquel del que hablaba parecía ser el pervertido, muy lejos de ser lider. Ya deberá rendirle cuentas al nuevo, al que esperaba no cruzarse pronto.

Guardó las manos en los bolsillos, los niños llegaban cada vez más insolentes, pero la solución al problema era simple -Nunca será necesario acercarte a la habitación 24- podía ser una certeza, pero viniendo de él era una clara amenaza. -Verás, a Ascuas no suelen gustarle las alimañas sin control- movió su mano hacia el animal para dar a entender quien o qué era Ascuas.

La forma en que lo señaló hizo que el animal mostrara los dientes, agresivo.

-Y no queremos trágicos accidentes...- desaprovechar las oportunidades no estaba en su naturaleza, si la niña perdía el control o se mostraba abiertamente agresiva sería su coartada.
Dicho esto se quitó la camisa desprendida y cubrió los hombros de Ods con esta, si quería seguir al sol sería bajo ciertos términos, lamentaría no poder ponerle un dedo encima por una piel irritada.

[Cornelia]

La brisa marina era siempre una delicia a los sentidos, y la zona del cristal, siempre cuidada y bien decorada, era una excelente bienvenida. El palapas de madera brindaba una sombra cómoda sin quitar vista al paisaje paradisíaco, aun así no tenía pensado quedarse a la sombra hoy.

Jugueteó con la semilla seca entre sus dedos en lo que le tomaba a Mathis terminar de maravillarse. Se le había pegado una palabra, "C'est magnifique!", y ahora todo era magnífico, la sopa de anoche, su traje de baño, la arena bajo sus pies, una gaviota.

-Creo que esta noche dormirá bien-

[Narrador]

La araña se alejó rápidamente de Martha ante la cantidad de peligros a la vista. Una vez entre las hojas del denso follaje se movió con cuidado para no llamar la atención de depredadores, pero ni bien llevaba media hora de incursión la fauna había desaparecido del área por completo.

¿La razón?

Posiblemente aquel cofre roto en medio del claro tengo algo que ver, por las aberturas puede verse un brillo singular. El instinto del arácnido le advirtió que lo mejor era no acercarse y dar por cumplida su misión.

Misión El peso del oro desbloqueada.

[Alice]

Era un poco antes de la hora anunciada, pero Alice necesitaba algo de ejercicio con urgencia. Las pequeñas vacaciones que Sahrina ofrecía no bastaban para desarmar sus hábitos. Llegando a la playa vio a un pequeño grupo de gente conversando junto a las aguas. No había mantenido conversaciones importantes con ninguno de ellos, pero no podían ser aburridos si Askal los había aceptado, siendo Dreith la excepción a la regla.

- Hey- saludó una vez la distancia fue la adecuada para su voz.

Alice vestía un bikini morado de estilo deportivo, con la parte superior siendo un top de cuello alto. Bajo el brazo traía una tabla negra con dos ojos amarillos pintados. Ojos felinos.

- ¿Les molesta si me uno? Tengo que matar algo de tiempo hasta que llegue el instructor- añadió, alzando un poco la tabla para explicarse.

[Martha Bach]

Decido no entrar más al trapo y quedarme con lo que me ha dicho el tipo este. Me da rabia que se salga con la suya, que vaya por la vida amenazando a al gente. ¡Ni que fuera yo peligrosa!
En fin. Nota mental: alejarse de estos tipos será lo más sensato. Por suerte, la presencia de nuevos interlocutores diluye la tensión acumulada.
—¡Hola! —saludo a la que se acerca—. Soy Martha. A mi no me molestas —digo aquello con retintín, porque seguro que a la estirada de Odette y al tonto de... como quiera que se llame, les apetecería más estar a solas—. Ostras, ¿para qué sirve eso? ¿Es un arma? —pregunto al ver la tabla que porta. Un buen mamporro con eso en la cabeza de alguien... tiene que doler. Veamos cómo de agradable es esta chica. No puede ser peor que el tipo del perro, eso desde luego.
"Odio a los chuchos".
"Yo también. Mantengamos un perfil bajo mientras esté cerca este tipo. No quiero que nos coma ese montón de carne babosa y mea esquinas".
"Yo no lo habría dicho mejor, niña".

Había otra persona más, pero no se acerca, por lo que me dispongo a ser yo quien interactúe con ella. Sin embargo, mi arañita del alma regresa.
¡Qué alegría!
—Mirad, ya está aquí —digo en voz alta para que todos me presten atención.
Me acuclillo para que la araña pueda encaramarse por mi brazo. Mientras sube, va reduciendo su tamaño hasta volverse lo suficientemente pequeña como para caber por mi boca sin complicaciones.
La trago y me quedo en trance unos instantes.
—Increíble... —señalo en la dirección por la que ha venido—. ¡Hay algo allá! —digo aún con la vista perdida, mientras repaso las memorias de la araña—. No parece peligroso... no veo nada a simple vista. Creo que si nos damos prisa, podremos hacernos con ese... Es un cofre. Sí... un cofre. Brilla... sí.
Sacudo la cabeza para deshacerme del recuerdo que me ha traído la araña y vuelvo en mí.
—¡Hay un tesoro! —les digo a todos en alto. Recojo la toalla rápidamente, me pongo la pamela de nuevo y echo a correr en la dirección del tesoro.
—¿¡Vamos!? —les animo. Si no quieren venir, me da igual. Yo solita me basto. Si total estaba abandonado. Espero que no sea de nadie y esté lleno de oro.
"Yo quiero una casa en el campo".
"Eso está hecho, pequeñajo".

[Tora]

"Por lo menos ya sabe nadar" No sabía cuantas veces más tendría que repetirse aquello mentalmente. Pero aunque el pequeño ya chapotease con cierta decencia, cada vez que lo veía lanzarse como loco al agua lo capturaba y le señalaba algo "magnifique" en cualquier otro lado. Por suerte era su primera vez viendo el mar y todo le llamaba la atención así que era fácil distraerle. De momento.

-Pues no te cuento nosotros...- Bromeó sabiendo que aquellas vacaciones iban a tomar buena parte de su energía. Nada que no desease o para lo que no estuviera preparado. Tora llevaba varias toallas al hombro y a Askal atado de la cintura, una bolsa con crema agua y demás cosas útiles cuando tienes a un niño y a un perro corriendo todo el día a tu alrededor. Vio a lo lejos un grupete de Askalinos y los saludó afable con la mano. La única que no conocía era la muchachita flacucha con la que hablaban los otros tres, pero para ella también había sonrisa.-Parece que no somos los únicos que quieres un poco de relax... Me siento tentado de robarle esa tabla a Alice- Bromeó con más ganas de las que podría reconocer. Aunque... el mar estaba bastante tranquilo para hacer un buen show off. Nada que no se pudiera cambiar con un poco de magia oportuna. Dejó las cosas y estiró las toallas con la ayuda de su rizada.-¿Te acuerdas?- Dijo con una sonrisa risueña, cogiendo una cocha. Su primera y última obra de joyería marina. -Mira Matt, ¿Sabias que estás conchas brillan en la oscuridad? - eso también sería magnífico en 3...2..1...

[Cornelia]

-C'est magnifique!!- exclamó el pequeño con los brazos extendidos hacia lo que tenía Tora en manos, no era de noche, pero tal vez si hacía un huequito en las manos...

-Uy, tengo grandes planes para nosotros- le miró cargando con todo con una resistencia inamovible natural en él. "Grandes planes sin duda" le recorrió con la mirada sutilmente y luego pasó la mirada al paisaje, y todavía quedará tiempo de verlo todo. Vazyl ya estará con las manos en el papel.

-Ah ah ah~- le advirtió al pequeñín cuando se alejó un paso demasiado lejos, le levantó las cejas esperando y finalmente volvía el niño pródigo a aplicarse bloqueador solar en todo lo que tocaba el sol. -Perfecto- le dejó mancha en la nariz y besito en la frente antes de devolverle su libertad condicional.
Llevó la mirada a donde le indicaba aquella guapeza en toallas e hizo una mueca de "auch", lo que menos notaba allí era relax precisamente. Tal vez Martha quisiera pasar una mañana agradable con ellos mientras los marinos daban algunas vueltas por el agua.
-Eso es algo que me encantaría ver- sonrió y se apresuró a especificar -Tora el surfista, no Tora el golpeado. Upsy- se rodó los ojos a sí misma, capaz no hacía falta aclarar nada, que te digo. -Mientras ese señor guapo juega con agua, aquí haremos algunas cosas con tierra- le guiñó un ojo de "magia potagia" al pequeño, como si fuera secreto de estado y como secreto de estado fue tomado.

Tomó el extremo de las toallas y ayudó a extenderlas con un excelente trabajo en equipo. Mientras fijaba las puntas le miró compinche y desprendió un par de botones para dejarle ver que llevaba aquel tan especial collar con ella, brillaría esa noche tan bien como la primera vez que adornó su cuello.

[Odette]

Ambos habían sido tajantemente claros en cuanto a la protección de su privacidad se refiere, así que Odette supuso que a priori... Martha no metería sus narices en asuntos que no le incumbían. No necesitaba más alertas activadas que sumaran a la ansiedad que de por sí le generaba la incertidumbre de su padre. Y si ellos no habían resultado disuasorios, bueno... Estaba segura de que el gruñido de Ascuas se lo haría pensárselo dos veces a cualquiera.

Notó la fina tela de la camisa sobre sus hombros, su calor y olor la abrazaron como el mejor acompañamiento a la prenda.-Gracias- Le sonrió ajustándosela un poco. Bien podría valerle de vestido.

Unas pisadas la alertaron de una nueva presencia, y algo más lejos otro par... no, otro par, un trote de animal y unos pasitos cortos. Lejos, pero cada vez menos.
-Buenos días Alice.- Saludó con una inclinación amable de cabeza. -Claro que no...- No había tratado mucho con la darglancina, pero no veía nada en ella que le disgustase. -¿Instructor?- Evidentemente su ceguera le estaba haciendo perderse algo. -¿Arma?- Le preguntó bajito a Fireworks alzando el rostro confuso a él.

La vocecilla alegre del niño le llamó la atención y le sacó una sonrisa. Para cuando se fijó aquellos tres estaban más cerca y les saludó con un gesto ligero de la mano. Eran un trío curioso. Rara vez veía un aura así y allí delante tenía a tres. -Parece que no soy la única a la que le gusta la playa- Comentó distraía metiéndose un poco más en el agua. Cuando el frío le mordió los tobillos se sintió una heroína... y hasta ahí estaba dispuesta a adentrarse si no era hecha una garrapata a Fireworks. Le fascinaba el mar, completa y absolutamente... Pero le aterraba en mayor medida.