Se trata de una gran habitación Circular con una cúpula translúcida. Contra uno de los lados, la zona donde los recién llegados pueden dejar su equipaje. Contra el lado opuesto, el Gran Cristal, una herramienta que puede transportar a los guerreros hacia cristales menores distribuidos por todo el continente.
-Seguramente sea la mejor opción para encontrar a la mayor cantidad de gente.- dijo pensativo.- Habría que pensar en alguna forma de comunicarse con todos rápidamente para el futuro.
La magia no era su fuerte, y la creación de objetos mágicos menos todavía, tal vez debería hablar con alguien que se le pudiera ocurrir alguna mejor idea.
-¿Acaso viste todos los traseros de Askal ya?- pregunto inquisitivo.- No te puedo dejar sola que ya empezás a buscar traseros salvajes.
Se puso serio, como si estuviera hablando de la cosa mas importante del mundo.
-La cazeria de traseros es un arte tan antigua como el tiempo mismo.- explico.- Y es algo que debe realizarse responsablemente. La caza indiscriminada estuvo muy cerca de extinguir a varias razas de traseros, bellos ejemplares que estuvieron a punto de desaparecer.
Aquel cristal brilló tenuamente revelando su esbelta y singular figura, la de un joven cubierto bajo un oscuro traje salido de una remota época para ser mas exactos la victoriana, el cual parecía portar una especie de gran ataúd sujeto a su espalda. aunque aquello quizá podía resultar un tanto extraño allí solía llevar su cello y aquella katana, aquel salón se presentó frente a sus ojos junto a la figura de unos jóvenes.
Por alguna razón se sentía un tanto mareado quizá por aquel largo viaje o quizá por ser su primera vez, no comprendía muy bien aquello de la transportación, sin mas observó aquel lugar detenidamente, según aquella carta enviada por aquella mujer llamada Madeline aquel sitio era Fort Askal, aunque no era de tomar la palabra finalmente decidió encaminarse hacia aquellos dos jóvenes que parecían estar entablando una charla, para hacer una ligera reverencia a ambos a la vez que hablaba con una voz calma.
- Lamento interrumpirles la señorita Madeline me pidió que viniera esto debe ser Fort Askal, mi nombre es Haji con quien tengo el gusto?
Fijó su mirada en ambos por alguna razón la joven le resultaba un tanto familiar acaso había algo mas en ella o quizá seguía mareado por el viaje aún así no podía dejar de lado la amabilidad.
-Esa es una excelente idea, boss- y claro por eso era el líder, ser práctico era otra de sus virtudes. -Conjuro? artefacto? ambas?- enumeró juntando los dedos muy interesada por la idea. Había de esas cosas en el lugar, tal vez puedan estudiar al respecto los cerebros de la organización.
-Ay por favar!- teatralidad -Soy una persona honorable- si, los había visto a todos hace buen rato ya, pero una vez que pruebas el mejor del lugar ya no hay disfrute en la cata. -uhm.. me parece que descubriste la norma de selección de guerreros de Madeline, no debe ser casualidad que tengamos la cremme de la cremme- se mordió una uña divertida -Y tharagon se llevó la mejor tajada en esta distribución genética- el mejor trasero tenía nombre, si señor...
Iban entrados en el pasillo cuando el cristal reaccionó a algún inquilino. Cornelia entrecerró los ojos ante la presencia del nuevo, a la dhampyr no le costaba nada reconocer a otro. El acercamiento le tensó un poco y apoyó una mano en el pecho de Adam tomando lugar entre ambos. -Con personas realmente ocupadas- empujó levemente al vrenneth para instarle a que siguieran su camino. No quedaba duda de que la mirada de la pelirroja hablaba por si sola, si se acercaba perdería la cabeza.
Su aspecto sin lugar a dudas era un tanto imponente y a su ves misterioso aunque pudo notar aquel nerviosismo en la joven frente a su presencia ante lo cual simplemente negó ligeramente.
- Puedo ver que mi presencia le incomoda de ser así me disculpo por ello, lo mejor será seguir mi camino, ha sido un placer conocerles. ahora si me disculpan caballero, milady.
Hizo una ligera reverencia para posteriormente sujetar aquel estuche, el cual a simple vista parecía un tanto pesado pero aquello no era un problema debido a su condición de damphyr, sin mas se dispuso a continuar con aquel camino observando aquella sala detenidamente, no era de aquellos que se perdieran fácilmente aunque no deseaba incomodar a aquellos jóvenes, quizá debía hablar con Madeline sobre su llegada aunque primeramente debía dejar sus pertenencias en su habitación, observó como parecía haber un sitio para ello en aquella sala quizá podía indagar mas al respecto en aquel mismo así que decidió encaminarse hacia allí.
A pesar de ser un damphyr parecía ser todo un caballero aunque quizá sus palabras no eran tan adecuadas para ese tiempo, de hecho prefería cargar con sus pertenencias a entregarlas a otros para que la llevaran por él.
Se deslizó escalones abajo apenas un poco más respetuoso con ella para que no alertara a medio castillo con sus gritos. La pasó de un brazo a otro remarcándole en ese solo acto lo fácil que era. -Tú vives del aire, verdad? si te suelto no me sorprendería que flotes- hizo el amague al llegar al último escalón pero no la dejó caer.
Miró sobre su hombro, no se había cruzado con nadie ese día y esperaba que siguiera siendo así pues aunque él disfrutaba cargándola como una bolsa de papas los demás seguramente tendrían reacciones más estúpidas. El perro revoloteaba a su alrededor con un humor inmejorable -Baboso.. no te acostumbres- seguramente Odette arruinaba la mitad de sus misiones con su ignorancia de niña rica, admitía si que tenía curiosidad en como se desempeñaría bajo presión... Y es lo que pensaba descubrir hoy.
La bajó frente al cristal mirándole algo desconfiado -No has viajado mucho, verdad? espero que no te hayas encariñado con el desayuno- le advirtió antes de rodear sus hombros con un brazo, no podía evitar que se mareara pero si podía dar una mano para que no terminara con la nariz en el suelo.
-Sambar!-
El destello blanco iluminó la sala y los tres se esfumaron.
Saber dónde estaba sin poder tocar nada, ir hacia atrás, no poder estudiar sus pasos ni tener ninguna referencia más allá que un hombro clavado en las tripas, era complicado. Puso su cerebro a trabajar y entendió cuando giró y... ¿Oh, estaba bajando? ¿A donde demonios la llevaba? Nunca había hecho nada así, y no sabía si tenía que preocuparse.
Aguantó la respiración cuando notó como le cambiaba al otro hombro y se aferró a sus ropas, contrariada por el movimiento, no se lo esperaba. No seas ridículo, no... ¡Nnngggg!- Por un momento pensó que la dejaría caer, y en respuesta le regaló un golpe traicionero con toda su fuerza -que era tirando a nula- en los riñones. ¡Estúpido Fireworks!
Odette sabía que no era una mujer robusta pero... ¿De veras resultaba tan ligera? ¡Ojalá no le resultara tan fácil echarsela a la espalda como si nada!
Cuando sus pies tocaron el suelo notó la sangre bajar por fin de su cabeza, le dolía pensar y estaba algo mareada por el trote. Se llevó una mano a la frente sin hacerle mucho caso. ¿Dónde estaban? Por el eco, los escalones... ¿En la entrada, qué hacían allí? Perdió un poco el equilibrio cuando la rodeó, pero encontró su torso como una columna dónde recuperar la estabilidad. -¿Viajar... Qué...?- entonces se le disparó la adrenalina. -No no no no no no no no....- murmuró aterrada de repente. Por primera vez desde que le conoció tuvo miedo de verdad, un miedo frío y áspero que le mordía los huesos y disparaba su ansiedad. Si dejaba Askal estaba perdida, los lugares nuevos la asustaban, no poder ver a dónde ir, a dónde huir, la paralizaba. Si salía de Askal, estaba sola, no había guerreros, no había armaduras, no sabría volver. Y entonces supo que esta vez iba en serio. -AYUD...- el grito se cortó a la mitad y desaparecieron dejando atrás solo un leve eco aterrado como único testigo.
Finalmente el invierno había llegado a Askal y aquel frío se hacía sentir, ahora yacía cubierto bajo una gabardina oscura la cual contrastaba a la perfección con su traje, aunque le había prometido a su hermano ya no ocasionar problemas, en su interior no dejaba de ser aquel ser tramposo que solía ser alguien del cual era difícil fiarse, había estado informándose sobre aquella ciudad conocida como Sambar y de aquella mina que había sido abandonada hace tiempo, aquella ciudad subterránea atrajo su singular intención y había decidido explorarla mas a fondo.
Así que había tomado lo necesario para una pequeña incursión a dicho sitio, su báculo junto a sus dagas y aquella flecha maldita que había obtenido de aquella misión, sin mas se encaminó hacia aquel cristal a la vez que cubría su ahora largo cabello con una capucha mientras susurraba aquel sitio al cristal.
- Sambar veamos si este viaje vale la pena.
Sin mas aquel cristal brilló en un destello blanquecino para así desaparecer su figura su siguiente destino la ciudad subterránea de Sambar.
Observas a lo lejos Fort Askal. Lo has visto innumerables ocasiones ya. Sin embargo, nunca le habías prestado la más mínima intención. No obstante, ahora ese lugar se convertirá en tu hogar. Un hogar que te lleva esperando diecisiete años.
Azuzas a Nunhed para que se mueva un poco más rápido. El animal parece confundido. Lleva toda una vida realizando el mismo trayecto que tú y por primera vez, ambos os habéis desviado del camino, por lo que reconocéis estar un poco nerviosos.
Llegas a la entrada. Sin duda es un lugar mucho más imponente de lo que te imaginabas en un principio.
Te desmontas de Nunhed y el animal se queda educadamente esperando en la entrada. Te preguntas si en este lugar sabrán cuidar camellos o si tendrán si quiera un lugar donde dejarlo.
Un chico del servicio te recibe y pregunta qué es lo que deseas.
—... —respondes enseñándole tu vieja carta.
Aunque no hayas dicho nada, el joven parece entenderte, pues se hace con tu equipaje de forma amable y respetuosa. Lo agradeces. Te gusta la gente que se porta bien y cumple con su deber.
Te tomas un par de minutos para admirar el Hall. Sin duda aquella recepción dista mucho de lo que estás acostumbrado y tendrás que adaptarte a vivir en un lugar como este. Agradeces que nadie esté cerca para escuchar los bombeos agitados de tu corazón. Sin duda estás nervioso y te avergüenza que alguien pueda darse cuenta. Es por eso que decides abandonar el Hall. Necesitas encontrar un lugar en el que dejar a Nunhed y te vas en busca de él.
Cuando el muchacho de la recepción regresa a por ti, tú ya no estás.
*se va*
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Korad-Nur nor... Korad-Nur ja...reranoe
Al fin, al fin es acá, tu sentido de orientación en el suelo suele darte problemas, el joven estaba hambriento, el viaje fue más largo porque el se fue por un camino largo, es que, evitando la luz todo el tiempo, su hermoso unicornio tambien debía cuidarlo, nunca había hecho un viaje tan largo, el también debe estar hambriento, abrió sus ojos como pepas al ver inmenso muro del fuerte, era el más alto que hubiese visto antes.
Uno de los ayudantes le dio la bienvenida, se maravillo del hermoso corcel con cuerno que tenía las alforjas en sus costados.
Mostró la carta, entonces le abrieron el gran portón, pasó sin problemas y sonrió asombrado de ver el castillo y siguió el camino largo abajo.
— Llegamos Charlie, falta lo último. —
Un último esfuerzo, no era tan largo tampoco, aunque después pensó que habría algún establo, vio a alguien, caminando a lo lejos, ¿Será ayudante o .... mejor, algún héroe del forte.... ¡Que emoción!
El fin del mes había llegado y ya estaban entrando en febrero, el primer febrero en el castillo. No faltaba mucho para que cumplieran un año en Askal.. tan pronto? cuando pasaron de cumplir tres meses?
Tampoco faltaba demasiado para la primavera, adiós sombras y días de cielos cubiertos, adieu exterior. Se paseó por los escalones de piedra que separaban el hall del exterior, había sido un buen viaje a Askal... un flirteo sano y lleno de emoción, como la que le despierta cada vez que lo ve venir con ese andar tan animado y su sonrisa impepinable... y su elegante... ¿Corcel?
Ladeó la cabeza mientras frente a ella, por el camino de blanca gravilla se acercaba un unicornio tan elegante como jovial su jinete. Y vaya despiste habría que sufrir para no recordar esos encantadores cabellos de algún lado.
-...Mira lo que ha traído el viento ♡- se cruzó de brazos con cierta elegancia adueñándose de las escaleras con su presencia. -No me sorprende! quien maneja tantas magias pertenece a este lugar- le sonrió finalmente.
