Se trata de una gran habitación Circular con una cúpula translúcida. Contra uno de los lados, la zona donde los recién llegados pueden dejar su equipaje. Contra el lado opuesto, el Gran Cristal, una herramienta que puede transportar a los guerreros hacia cristales menores distribuidos por todo el continente.
La mujer se dirigió a con el arameddino llamándole por Feilong, dió un suspiro ya que la mujer no le responde la reverencia, tomó aire, era un cascarrabias, pero ahora su cabeza era una jalea, así que de todas formas, necesitaba un buen café para así recomponer sus ideas y despertar. – Los acompaño, de todas formas iba para el comedor. – Camina junto a los demás, perdiéndose de vista al entrar al comedor.
Era de noche ¿Tal vez? para sus googles siempre era de noche, y siempre podía ver en esa noche, zaphiel no recordaba el sol aunque entendía su concepto, una esfera de gas incandescente en el cielo, igual que todas las estrellas pero más cercana que ninguna ¿Acaso el sol trataría de cercanía? ¿Sería que toda su distinción dependía, solamente, de la distancia? así parecía funcionar el mundo, la preferencia de muchos seres sobre algunos en detrimento de otros se debía a la cercanía, amistad, amor, sangre, linaje o vecindad, tan poca cosa hacía que lo normal se volviera especial, y lo común diferente.
Llegó en poco tiempo a la habitación del cristal y vio un enorme cristal en el medio de la habitación, extraño, diferente, seguramente mágico. Acercó su rostro hasta apoyar la frente en el cristal para poder verlo en total cercanía, algo en él le parecía familiar pero no recordaba qué, paso su mano por la pulida superficie y dijo
-*Formación mineral de estructura ordenada y traslucida ¿Puedes hablar?* pero a Zaphiel solo le respondió el silencio, levanto su mirada y observó la habitación completa hasta encontrar en una esquina, su equipaje con el exoesqueleto guardado en la espalda de la mochila, la tristeza se apoderó su alma. Ya había estado allí, y la locura que lo consumía nuevamente jugaba con su mente
-*Te burlas de mi, destino, y ponés ante mi a otro ser tan perdido en sus pensamientos que es incapaz de hablarme* señala al cristal con su índice *Tu guardas silencio y te burlas de mi presencia, como si todo pensamiento fuera más importante que mi ser mismo, completo, aunque ya me has visto no dices nada y te sumas al chiste grosero, te destruiría si no fuera mi amor mayor que mi odio, quedate ahí, silente y taciturna, ya no deseo hablar contigo*
Zaphiel agarrá su equipaje y lo lleva a las rastras, ya que su fuerza sin el exoesqueleto no es suficiente para cargarlo, da dos pasos y tres tirones, y mira con detenimiento el lugar, ha olvidado por qué se ha enojado y por ello sonríe bajo su máscara, es de noche, como siempre, y tiene sueño.
Zaphiel volvió a un lugar que le resultaba conocido, miró alrededor con detenimiento mientras podía sentir que algo dentro de sí se rompía. No pudo entender el qué hasta pasados largos minutos, era su corazón, y dentro de él, su inocente esperanza. En todo el camino hasta el lugar ya no había hablado con nada, no esperaba que nada le respondiera. Así finalmente comprendió Zaphiel, que la crueldad de un mundo indiferente le habitaba ahora, ya no era diferente a las paredes o al gran cristal en el centro de la Sala, no era diferente a la luna o las estrellas, su mirada triste y silenciosa paseo por el lugar preguntándose cuanto de todo lo que miraba, al igual que su alma, se encontraba inerte y enmudecido ¿Acaso ese gran cristal también perdió la esperanza de encontrar un igual? ¿Acaso su voz se calló de resignación hasta finalmente perder su sonido por siempre? ¿Era ese el destino que le esperaba a Zaphiel? en un mundo de humanos había sido golpeado por una soledad más abrumadora que la que habitaba en su cueva, o en los desiertos, o en los bosques inhóspitos, se había alejado de la humanidad, incapaz de entenderla y reconocía su error al intentar acercarse una vez más, era Zaphiel quien estaba fuera de lugar.
tras un suspiro profundo, mirando la salida, sus pasos vacilantes iniciaron la marcha, Zaphiel no sabía cuál sería su lugar en el mundo, pero definitivamente no era este, este lugar ni lo deseaba ni lo comprendía
Saliendo de la cocina divisa al extraño y dramatico enmascarado, lo veía con aquellos movimientos dificultuosos y nerviosos que este tenia y frunce el entrecejo.
– ¡ZAPHIEL! Detente
Le dice firme para que volteara este mas el hombre no le habia escuchado, estaba con la mente predeterminada y lo veia pasar el umbral de esos portones grandes de el hall hacia afuera, le siguió en silencio para ver que hacia, parecía que viviese una fantasía.
Observaba todo a mi alrededor con curiosidad mientras esperaba verla aparecer, tenía poco más de dos años de no verla además que supondría que nuestra madre le informaría que vendría. Me preguntaba que opinaría sobre el hecho de que crecí bastante más en estos dos años.
Solté un suspiro para detenerme y esperar que apareciera, si no pues tendría que buscarla lo cual esperaba no fuera tan difícil aunque preferiría que ella viniera ya que la extrañaba mucho. - Esmeralda, ya quiero verte.- Murmuré por lo bajó mientras seguía observando a todos lados de vez en cuando esperando que mi hermana mayor apareciera.
Regresaba desde la salida del castillo, aquel sonambulo y caótico darglance estaba determinado a la partida y en cuanto miró hacia adelante se encontró con un pálido albino, se acercó a este, le veía bolso de mano y pudo vislumbrar que se trataba de un nuevo recluta.
– Buen día, ¿Recien llegado? ¡Bienvenido a Askal! ¿Puedo ayudarte en algo? –
Dijo llevandose la mano al hombro e inclinandose levemente como acto de servicial, su sonrisa era más animada que aquellos ojos oscuros y profundos con unas ojeras acumuladas de días, pero, extrañamente, no eran tán terrorificas como antes...
Tras finalizar con el su conversación en el invernadero, este había decidido enfrentar algunos de sus problemas de frente, empezando con de una vez por todas ir a la que sería su habitación.
Había estado durmiendo en diferentes lugares de la academia desde el día que había llegado a esta y ahora era hora de conocer el cuarto que le habían asignado. Tomo su bolso con sus cosas y partió hacia la habitación veintiuno
En l camino a lo que sería su cuarto pasaría por la recepción principal del castillo, y en el vería a un rostro conocido, Datsel, con quien había compartido una extraña noche junto a una fogata hacia muy poco, le daba la bienvenida a alguien nuevo, un joven de cabello gris por lo que podía ver
- Bienvenido – dijo en forma lacónica apareciendo por detrás de su conocido, mirando la muchacho
Repentinamente alguien apareció para darme la bienvenida, aunque fue algo decepcionante que no fuera mi hermana mayor pero supuse que en algún momento la vería, quizás estaba ocupada, solté un pequeño suspiro para responder con algo de timidez asintiendo con la cabeza para rascar ligeramente mi mejilla, cuando alguien más apareció poniéndome ligeramente más nervioso.
- Si, bueno gracias yo esperaba encontrarme a mi hermana mayor Esmeralda, pero supongo que está ocupada. Por cierto mi nombre es Mitsuki, y ¿Ustedes quienes son? - Pregunté sonriendo ligeramente avergonzado ya que realmente no estaba muy acostumbrado a socializar encerrado dentro de casa y aunque a veces me escapaba tampoco solía hacerlo ya que simplemente me gustaba sentir la libertad que brindaba estar fuera de "la jaula de paredes" que está solía ser desde que Esmeralda se fue.
Era un joven un tanto brusco, quizás no tiene mucho roce social o quizás está acostumbrado a solo su familia, ya que enseguida habla de que esperaba ser atendido con su hermana Esmeralda, le sonaba aquel nombre, creo que alguna vez tu novia te mencionó de ella, si, varias veces de hecho, pero hasta el momento no han tenido la oportunidad de hablar cara a cara.
– Si, puede que sea eso, si es su hermana, ella debe estar anciando verle, tengalo por seguro, me gustaría hacer algo por usted, quizás podríamos buscarla en su lugar de trabajo, así aprovecha de conocer los lugares del castillo. –
Le dice tranquilo y con buena modulación el darglance, su forma de pronunciar era muy buena a pesar de no ser noble.
Esmeralda, ese nombre si que lo había escuchado, pues después de Soubi, ella era con la persona que había mas hablado, o al menos compartido cuarto quizás, pero bueno y este debería ser entonces aquel hermano pequeño del que le hablo aquella vez.
- Soy Einsam Gale – este respondió con la cortesía que ameritaba a la pregunta que el joven había hecho – algo así como un conocido de tu hermana – era cierto, la conocía, aunque no podía decir que eran amigos o camaradas
Hizo un muy leve pausa para pensar donde podría estar ella, y era cierto lo que decía Datsel, puede que este ahí, como puede que estuviese en otro lado, después de todo aun no era tan tarde – Si, lo que el dijo – dijo serio apuntando a lo que decía el Darglan – pero en caso de no estar ahí puede ir a ver a los baños, o el comedor o su habitación – con cada punto, apuntaba en una dirección en que se suponía estaban esos lugares – puede que también este en el Salón de música.
