Se trata de una gran habitación Circular con una cúpula translúcida. Contra uno de los lados, la zona donde los recién llegados pueden dejar su equipaje. Contra el lado opuesto, el Gran Cristal, una herramienta que puede transportar a los guerreros hacia cristales menores distribuidos por todo el continente.
Black los acompañó hasta solo la parte externa, obviamente quedó preocupado ya que no podría acompañado durante la noche. Esme como Armageddon, pasaron por el hall para dirigirse hacía el salón de música.
No podía entender porque se sentía tan molesta. ¿Quería golpear a alguien? Sí y Armageddon no tenía la culpa de sus frustraciones. Llenó sus pulmones con aire y soltó, tratando de relajarse un poco, se automasajeo los hombro porque necesitaba un poco de paz, posiblemente pero necesitaba pensar en otras cosas por el momento. Así que decidió quedarse en el lugar, posiblemente se le ocurra salir o ir a la sala de entrenamiento o a su habitación... — Claro, como no lo pensé antes, con lo estresada que estaba como no se me ocurrió ir al tercer piso. — Susurró para sí misma.
Después de haber estado un buen tiempo meditando, pensando y viniendo cada vez esas imágenes en el establo, se mal decía de cómo no pudo darse cuenta...—Me había despertado recién es obvio no proceso bien las cosas.— Susurró para si misma.
Decide ingresar y caminar un rato por los pasillos.
Misha llego a la recepcion y alli le entregaron en mano un sobre. Miro el mismo sin entender mucho, y antes de que pudiera preguntar mas el encargado de mantenimiento del castillo se esfumo no sin antes agregar en voz baja "yo no soy repartidor de correo" con un tono nada agradable.
Examino el sobre desde todos los lados, incluso olisqueo el papel, salvo el destinatario no tenia remitente, salvo el sello de vela pero no reconocia el signo en el. Sin mas lo abrio y extrajo de su interior una carta; a medida que sus ojos recorrian las lineas de la misma se iba dibujando en su rostro una sonrisa mas y mas grande. Se detuvo al final del pasillo llevandose la carta a la cara y dando grititos de felicidad seguido de un salto.
Releyo la carta por segunda vez, ésta decia.
Querida y amada Misha:
Ha pasado un tiempo desde que he tenido que irme de la fortaleza, lamentablemente no se me ha permitido volver a causa de algunos problemas, pero no quiere decir que te he olvidado.
Todo este tiempo perdido sin usted, sin un plato que me cocine, sin una palabra suya me he sentido como un niño abandonado, pero gracias a mi buena y excelente memoria la he recordado.
Por último me he atrevido a dedicarle unos versos que he escrito.
No es amor, un amor que cambia siempre por momentos,
que a distanciarse en la distancia tiende.
Oh! no, es un faro imperturbable
que contempla las tempestades y nunca se estremece...
Lamentablemente me encantaría seguir escribiendo y contarle mis innumerables aventuras, pero no me está quedando lápiz y si usted me viera en estos momentos batallando, por escribirle, se reiría de mí.
Me despido, esperando que se encuentre bien y que me verá dentro de poco. Recuerde siempre.
Siempre suyo...Su mejor amigo Malik.
Dio un segundo grito que resono por todo el hall y que hizo que la poca gente que estuviera en el lugar se detuviera en seco mirando a todos lados. Ella se escontraba, a un costado del arco de salida del hall que lindaba con el pasillo para continuar camino hacia otro lado, en el suelo agachada dando golpesitos con los pies en el suelo. Se levanto de un salto y se alejo de alli antes de que alguien viniera a llamar su atencion.
Dreith finalmente había llegado. El ruido de su equipo y pisadas llenaron lo que parecía ser un salón vacío. Le había parecido haber visto gente entrando cuando iba a aproximándose en la distancia. Finalmente cuando estuvo en medio del salón, se quitó su equipo y lo dejó en el suelo, como dándole un respiro y necesitando uno propio. Se inclinó hacia adelante y respiró. A pesar de ser completamente sano y tener una constitución saludable y tonificada, no estaba sin problemas. Su resistencia era la de cualquier soldado, superior a cualquier civil y en si era un buen guerrero, pero lo que lo debilitaba era la falta de sueño y lo que esto le hacía en el mundo real. Lo drenaba.
Dormir ahora sonaba bien, demasiado. La anticipación del viaje lo había mantenido despierto muchas horas, pero sabía que no podía hacer eso ahora, recién llegado.-
"Y ahora... qué?" -se preguntó. Debería aventurarse y ver si se reportaba o esperaba ahí a alguien que lo viese. Tenia los documentos necesarios, nadie lo iba a reprender si los poseía, pero Dreith siempre creyó en el protocolo. El problema radicaba en que no sabía los que ejercían en la fortaleza. Un impasse para alguien que se había criado en movimiento, lejos de instituciones y lugares como estos. Fijos como las piedras que lo constituían.
La chica estaba tan preocupada por su amigo que no pensaba que este tipo de cosas llegarán a suceder, no podía entender que Black se comportará como un hombre celoso. — Está celoso.— No le cabía en la cabeza ese comportamiento de un niño.
Esmeralda no era así, ósea nunca iba a abandonar a Black, no le ha dado la oportunidad de entrenar eso es todo.
Iba a ir a buscarlo cuando de pronto vio alguien, al parecer un joven nuevo. La chica elevó ambas cejas y sonrió. "Es muy guapo" Pensó.
—Hola qué tal, mi nombre es Esmeralda.— Sería estúpido decir si es nuevo ya que viene con un montón de cosas. — ¿Necesitas ayuda?—
El joven miraba a su alrededor. El lugar parecía bien cuidado, un estado muy diferente a lo que los fuertes generalmente tenían. El Fortín parecía distinto incluso desde afuera. Tal vez su estatus como emplazamiento multicultural requería que fuese también como una embajada.
Solo un tenue olor a humo le parecía adecuado a este tipo de lugares. Incluso así parecía que Dreith se había perdido lo que causó semejante humareda. Una práctica tal vez?
Ensimismado, sus dedos frotaban una piedra que tenía en uno de sus bolsillos. Un pequeño guijarro sin ningún valor para otros. Pero antes de salir de la "Flotilla", la gran caravana de su clan, todos los Hail que partían tomaban una pequeña roca del lugar donde estaban detenidos.
Una costumbre que él respetaba y que lo había ayudado a concentrarse. De todas formas, casi como si la piedra tuviese magia, una voz interrumpió su divagación.
Dreith miró en dirección del llamado por encima de su hombro. Sus ojos azules y algo cansados observaron a la persona que se acercaba.
Era una mujer quien lo hablaba. Parecía una noble. Bella y de facciones delicadas. "Que hacía aquí? Diplomática?" Se preguntó.
Impresionado, se dio vuelta y se paró delante de ella de la forma más respetuosa que podía demostrar sin ser totalmente protocolar. No se dio cuenta del pequeño silencio mientras la observaba y trataba de pensar en que decirle hasta que pasaron un par de segundos.
"Salud señorita. Soy Dreith Ren-Daii." -dijo respondiendo a la introducción. Esmeralda. Un nombre bastante bonito. "Definitivamente debe ser una noble", pensó.
"Vengo a prestar servicios en Fuerte Askal." -continuó y pensando que ella lo venía a recepcionar, preparó la recomendación de la TASK FORCE 7, su vieja compañía donde el había aprendido a luchar..
-¿Aquí está bien? ¡Gracias!- Cornack dejó su equipaje y se sentó en el un buen rato -Asi que este es Fort Askal... Nada mal, parece muy espacioso- Repentinamente un aroma peculiar hizo que Cornack se pusiera de pie -¿Qué se quema?
Los modales del joven parecía ser un noble, bueno para ella era común ver nobles de todo tipo y él no sería una excepción.
—Bienvenido sir Dreith Ren-Daii, si me permite puedo llevarle hasta su cuarto.— Sonrió la muchacha. En ese momento justo cuando iba a retirarse con el jóven, alguien más apareció.
— Bienvenido joven, mi nombre es Esmeralda. — Esmeralda no solía decir su apellido, no por ser mal educada sino era por obvias razones de la cual no podía decirlo.
En cuanto la chica saludo reverencio de forma muy diplomática. La chica se gira y camina en dirección hacia las habitaciones.
"Solo Dreith, no soy un si...r..." - Respondió a medias antes de que llegase alguien más. Miró hacia atrás y vio otro joven que justo había llegado tal como él.
Parecía otro guerrero, alguien más acorde a la idea de lo que Fuerte Askal sería. De todas formas no le importaba en absoluto ser recibido por gente amable. En los últimos meses esto se había tornado una rareza en los lugares que Ren-Daii había visitado. Observó al otro muchacho acercarse y lo saludó con un gesto de cabeza.
"Estará bien si me indica el cami..." -trató de continuar pero la chica ya habia comenzado a alejarse.
