Se trata de una gran habitación Circular con una cúpula translúcida. Contra uno de los lados, la zona donde los recién llegados pueden dejar su equipaje. Contra el lado opuesto, el Gran Cristal, una herramienta que puede transportar a los guerreros hacia cristales menores distribuidos por todo el continente.
- ¡Hohoho! Pero ahora que nos hemos presentado ya no somos desconocidos, ¿verdad? ¡Tratemos de ser buenos amigos, Bree!
Jack parecía reacio a confiar en la extraña, pero al menos sus preguntas eran concretas. Kiba expresó el deseo de liberarle de aquellos grilletes, lo cual estaba bien a ojos de Dalay, aunque los inconvenientes eran claros.
- Imagino que los caballeros de hace un momento son quienes tienen las llaves. ¿Podrás aguantarlas un rato más, Bree? Mientras tanto podríamos dar un paseo en el primer piso. Si eres una invitada tu nombre debería estar ya en alguna de las puertas.
Al monje le habían pedido que la vigilara, pero no que la mantuviera en el mismo lugar.
Bree estudió a cada uno de los hombres presentes. El único que parecía enteramente inofensivo era el gigante. El segundo tenía un temperamento un poco voluble y el tercero... No le gustaba nada como la estaba rodeado. Si ella fuera un gato estaría con el lomo erizado y gruñendo. Ella era la que observaba, no le gustaba ser el objetivo. Bree sintió como se tensaron los engarrotados músculos de su espalda, mientras seguía atenta al tercer hombre con la mirada. Noto como olfateaba a su alrededor.
-No te lo recomiendo- dijo alzando una ceja y anotando mentalmente que ese individuo utilizaba su olfato más allá de lo normal.
Pensó como responder a la pregunta, si pudiera encogerse de hombros lo habría hecho.
-Depende de a quien le preguntes- dijo mirandole directamente a los ojos- Legalmente entiendo que si... Moralmente... Aún me queda la penitencia- no había ninguna emoción destacable en su tono, simplemente una suave indiferencia.
Se volvió al gigante y asintió - Supongo que unos minutos más no cambian nada. - ya las debía de tener en carne viva y estaba tan consumida y cansada que casi no sentía el dolor- Si me lleváis a un sitio con agua, os sigo a donde sea- suspiró cerrando los ojos un momento.- No se si me muero de sed o de asco ahora mismo- confesó mirándose a sí misma. Con lo que ella había sido... Y mira ahora.
Jack notó el cuerpo de Bree tensarse y eso provocó una reacción similar en el suyo, cualquier intento tendría una respuesta por parte del perro. Una saeta en la pierna y todas sus posibilidades de huir quedarían reducidas a 0. Por muy maltrecha que se vea, toda presa lucha por su vida.
Sus respuestas eran vagas y eso no hizo más que aumentar la desconfianza de Jack, sin embargo mantuvo silencio. Ahora que tenía su aroma no le importaba que la dejasen sola en los baños, lo que posiblemente iba a pasar, a donde fuera podría rastrearla si era necesario.
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We're a whole new creature from the darkest side
You can't take away the pain we feel
Created as monsters that come to life
Kiba y había dejado ir su enojo, ahora tenía que ver cual era el asunto de la muchacha en el fuerte. Pero esa pregunta la haría más tarde, ahora Dalay la invitaba a los baños.
-Buena idea, supongo que si su nombre está en una de las habitaciones ya tendrá una muda de ropa. Supongo que luego podría ir a los baños y por último al comedor, yo mientras tanto iré a conseguir las llaves para sacarle esos grilletes.
Bien, ahora tendría que ir a buscar a esos matones. El joven lobo tendría que luego hacer una agenda para permitirse ciertos tiempos de descanso y entrenamiento, pareciera que era arrastrado de vuelta a su oficina.
"Me pregunto que estará haciendo Tadashi, espero que no haya causado una mala impresión con los demás..."
A diferencia de él, Tadashi venía de las islas al continente cuando Kiba pasó un buen tiempo lejos de casa. Aprendiendo sus costumbres y las diversidades de la gente, mientras que el conejo venía sin saber mucho sobre esta tierra entonces tarde o temprano haría enojar a alguien por accidente.
La muchacha estaba siendo realmente razonable y el plan del monje fue aceptado por el nuevo Warden.
- ¡Parece que tengo mi tarea asignada! Según recuerdo hay al menos una habitación con sólo dos ocupantes. ¡Y es la mía! No sería raro que compartamos habitación, señorita Bree. Luego de buscar algunas ropas te acompañaré hasta la entrada a los baños. ¡Esperemos Kiba consiga las llaves de los grilletes para entonces!
El grueso hombre emprendió la marcha con pasos largos.
- ¡Sígueme, Bree! ¡Te daré un pequeño tour en el camino!
Bree se sorprendió un poco por la eficacia del lugar. Si de verdad ya estaba todo preparado para su llegada, funcionaba mejor que cualquier lugar en el que hubiera estado, aunque a decir verdad ninguno era del todo decente, y resultaba comprensible.
- Gracias- dijo con un suspiro lánguido. Kiba no lo sabía, pero era una de las poquísimas personas que había escuchado esa palabra de labios de la joven.
Miro a Dalay y asintió con una pequeña sonrisa inconfesable en los labios. Había algo en él que la hacía relajarse, tendría que tener cuidado, especialmente si iban a compartir cuarto, la última vez que bajó la guardia terminó en el calabozo.
- Por mí bien, donde sea me vale, será mejor que el suelo.- se había terminado acostumbrado a dormir sobre la fría piedra desnuda de la celda, así que cualquier catre de mala muerte le parecía el cielo, y el hecho de compartir con hombres... Bueno, poca gente había conocido que le diera menos importancia a esas cosas que ella misma.
Le lanzó una última mirada cauta al olfateador poco hablador, él sí que la hacía estar atenta y esa era una sensación que sí sabía manejar.
Dio un par de pasitos rápidos para ponerse a la par del gigante.
- Que sea corto... O me vas a tener que llevar tu hasta el cuarto.- bromeó con más parte de verdad en sus palabras que de broma. Le temblaban las piernas con cada paso y no tenía el aguante de un arameddino. Si nunca había conocido el límite de su cuerpo... Posiblemente fuera ese.
Kiba vio como los dos se iban para las habitaciones y se dio media vuelta para ir al tercer piso una vez más, pero esta vez iría a buscar una llave. De paso conseguiría algo de información respecto a la muchacha, no es que desconfiara de ella sino que quería evitar malentendidos. Ahora como Warden debía ser mucho más cuidadoso con sus acciones y palabras.
"Espero no tener papeleo extra por esto"
La luz del cristal lo transportó al ya conocido recibidor. Accer estaba de mal humor. La misión había sido una aburrida y larga escolta a través de algunas ciudades. Más tierra que sangre empañaba el escaso brillo de su armadura y eso por sí mismo hablaba del tedio que había pasado. Necesitaba una siesta antes que comida y el calor de su hermana antes que una siesta.
Celine había llegado por fin al castillo, después de su caza. Había recibido una carta de parte de Zeither. Los ojos de la chica se agrandaron y abrió con rapidez el sobre para leer lo que decía esta. Su corazón palpitaba con mucha fuerza, aunque no sabía con exactitud la hora y el día de su llegada, pero se sentía contenta, ya que muy pronto se verían.
Apoyo su espalda contra la pared del castillo y volvio a releer su carta. — Zeither — Susurró. No tenía nada mejor que hacer, así que se quedaría acá por un momento. Se sentó en el frió suelo y sus largos y finos dedos se posaron en la escritura de la carta.
Volvió a resoplar en cuanto alcanzó la calle, una vez que se despidió de la que fue su morada por incontables años, y mientras se dirigía a una dirección concreta, no pudo evitar culpar de todos sus males a cierta mujer. Unas cuantas convivencias durante un par de días fueron suficientes para decidirse a pasar sus tardes de retiro forzoso entre los libros en busca de retomar su habitual estilo de vida luego de que ella partió. Pero, su concentración brillaba por su ausencia.
Se detuvo frente a la puerta de su nuevo destino, consciente de que podría encontrarse envuelto en una situación que podría desagradarle, pero era mas fuerte su curiosidad de una nueva vida que las ganas por evitarla y continuar con su aparente monotonía. — Fort... Askal.. —Acarició las palabras. El lugar eran tan imponente como se lo habían dado a entender.
Luego de recuperarse ante el evidente deslumbramiento, bajo su visual en busca de algo o alguien.
